Díario de Viajes: Día 43

 Día 43: Playa de Phalasarna 

7/16/2025







    Como ya dije en el post anterior dormí por resaca y perdí mi senderismo en el cañón de Samaria, por lo que decidí unirme a las personas de anoche para ir a una playa. Estaba bien sucio de la disco de anoche, por lo que mi ropa y zapatos apestaban y estaba sin pasta de dientes, así que lo primero que hize fue ir al supermercado para comprarme una pasta de dientes. Después de una buena ducha y una lavada de dientes, estaba mucho mejor, y me fui a desayunarme algo en una panadería jústamente al lado de mi hostal llamado Artopeia donde hacen buen café y sandwiches por barato. 


    Descansé en el patio interior del hostal hasta que a las doce del mediodía decidimos ir a la playa Phalasarna por lo que queríamos ir a la playa de Balos pero a esa hora iba a ser bién lleno de gente, así que decidimos ir a la otra playa al sur de Balos. Nos montamos en uno de los carros rentados del hostal y nos fuimos de camino hacia Phalasarna. El camino hacia las playas del oeste de Creta es bien lindo por lo que similar al camino de Heraklio a Rétino, pasábamos por valles de montañas áridas y bahías de agua azul la cual una tenía un barco de carga hundida. Pasamos también por unos cuantos pueblitos algunos turísticos por la costa otros de campo con igleisas y edificios antiguos. 





    Teníamos mucha hambre, por lo que nos paramos en un quiosco al lado de la carretera, la cual servía souvlaki y otras comidas de almuerzo simple. Ordené un jugo de china natural y un souvlaki de cerdo, la cual tardó unos cuarenta minutos por lo que solo hubo una empleada haciendo comida para ocho a diez mesas. Nos quedamos ahí por dos horas esperando para la comida pero no importaba porque las vistas hacia el valle y la playa estuvieron espectaculares. Después de comer ya era hora de bajar el valle para llegarle a la playa.


    La playa de Phalasarna queda en la parte de abajo de un valle con montañas y riscos por todos lados dándole una atmósfera dramática. La playa también queda al lado de un campo grande por lo que hay que caminar un poco para llegarle a ella. Hay dos estacionamientos para la playa: uno te cobrar ocho euros la hora la cual coge ventaja de las personas que piensas que ese es el único estacionamiento o el estacionamiento más cerca de la playa, pero en verdad hay una estación gratis dos minutos de la playa al lado de unos condominios de vacaciones. Nos estacionamos en ese estacionamiento gratis y caminamos hacia la orilla del mar. 






     Siendo honesto no me gustó tanto la playa por varias cosas. Primero, el viento estuvo demasiado de duro por lo que te espetaba la arena en tu cuerpo y la arena se regaba por todo tu toalla y cosas la cual terminaron sucios. La segunda cosa que no me gustó fue el agua por lo que estuvo demasiado de frío para mi gusto, como si estuviera metiéndome en un cubo de hielo de foam. El resto de la tarde se pasó en el agua de la playa tratando de jugar voleibol con una bola de fútbol/soccer, la cual la tuve que buscar nadando hacia casi la otra mitad de la playa, pero lo más importante es que se recuperó. Después nos tratamos de secar acostados en nuestras toallas sin que el viento llevara arena a nuestras bocas: imposible. Ya después de una hora de descanso ya era hora de regresar al hostal para darnos una ducha, cambiarnos, y irnos a comer algo por la noche. 


    Una amiga vio por Tik Tok un lugar que tenía una vista bien linda de la ciudad de Chania aunque era un lugar de comida gourmet bastante cara: me comí algo antes para después espetarme un aperitivo. Decidimos coger el bus hacia el restaurán que quedaba media hora del hostal, estuvo vacío a primera pero ya alejando la ciudad se llenaba más. Creo que nos paró en uno de las últimas paradas por lo que ya era suburbia convirtiéndose en campo. Caminamos otros diez minutos en la suburbia antes de llegar al restaurán, donde nos sentaron en la esquina del balcón donde puedes ver esa vista de la ciudad. Ordené una sopa de tomates, la cual estuvo bueno pero no algo que diría que merece las cinco estrellas. Después de la comida bajamos a la ciudad para bebernos algo en el bar, donde terminamos bebiendo una vez más en el Boulevard, donde la barista me reconoció de las dos noches anteriores. Bebimos más moderadamente que la noche anterior, pero llegamos al hostal a la misma hora, la cual tenía planificado ir a Samaria por la mañana, pero adivina qué: la misma cosa pasó. 


    

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