Díario de Viajes: Día 40
Día 40: Contratiempos en Rétino
7/13/2025
Cuando me levanté a las diez de la mañana en mi hostal de Heraklio, estaba muy emocionado porque primero iba a comerme el desayuno, mi comida favorita del día, y más importante iba a quedarme en mi cuarto privado en Rétino para un poco de privacidad después de tres semanas en hostales. Hize el check out y me desdpedí de los empleados del hostal para irme a comerme un brunch en un lugar adyacente a un hotel jústamente al lado de la catedral metropolitana de la ciudad. Después de comerme un desayun típico creto con huevos fritos con salsa de tomate encima, fui a la estación de bus para transportarme a la tercera ciudad más grande de Creta. El camino de Heraklio a Rétino es uno de los más escénicos que he visto en mi vida, por lo que la carretera de dos carriles pasa por peñas que sobresalen al mar y pasa entre montañas áridas bajo el cielo azul perfecto. Después de dos horas en bus llegamos a Rétino, y salí del bus viendo la fortaleza veneziano a la distancia, listo para irme de camino al hotel, pero percaté que faltaba algo cuando puse mis manos en mis bolsillos.
Cuando ví que dejé el teléfono en el bus, fui hacia la estación para recojerlo, pero ya el bus estaba iendo hacia Chania, así que corrí con mi mano arriba gritando al bus para que parara y que pueda recoger mis cosas, pero ya era demasiado de tarde, el chofer no me reconoció, y arrancó el pedal del bus para llegarle a Chania: por toda una tarde mi teléfnono estuvo en más destinos que yo. Sin teléfono, fui a la oficina de la estación para ver lo que podíamos hacer, ahí cada empleado se refirió a otro, y después llegó un hombre que llamó al chofer, y después de un argumento en griego, me dijeron que regresara una hora después: raro porque el bus a Chania es dos horas más otras dos horas de regreso.
Caminé hacia el centro de la ciudad para ver dónde estaba mi hotel, gracias a dios que recordé el nombre sino iba a estar perdido por mucho tiempo. En verdad no es tanto una ciudad pero un pueblo grande casi una ciudad pequeña, por lo que mucho del pueblo es el casco antiguo, y de la parte moderna hay varias calles con densidad urbana pero no es algo tan grande como en Atenas, sentí que Rodas es más ciudad de Rétimo. Después de caminar por las calles y callejones con edificios venezianas con balcones de madera, encontré el hotel, la cual queda frente el comienzo de la rompeola del puerto antiguo. Ahí dejé mis mochilas para explorar un poco más de la ciudad y almorzarme algo, la cual terminé tomando una batida después vainilla para el almuerzo, algo dulce pero probablemente deprimiente. Regresé a la estación una hora después para que me dijeran que esperara una hora más, la cual dije que claro. Porqué no?
De ahí caminé hacia el hotel para que me dijeran que estaba en el edificio incorrecta, el hotel tiene dos edificios uno frente al puerto y otro por una calle cercana: qué podía hacer no tenía un teléfono conmigo para usar Google Maps. Ya después de tanto caminar y caminar por la situación de mi teléfono llegué a mi cuarto privado, la cual estuvo bien chulo porque tenía un piso de terrazo de diferentes colores, y la ventana daba hacia un callejón lleno de verdura. Ahí finalmente descansé y di una ducha para salir a las cinco para ver si mi teléfono ya llegó. Caminé lo que pensé que era una vez más al estación para que me dijeran después de una llamada probablemente intensa (no sé griego pero en tono era así) con el chofer para que me dijeran que ya mi teléfono estará en Rétino a las siete de la tarde casi ocho. Ya cansado de caminar quince minutos de ida y vuelta a la estación le dije que lo iba a recoger el próximo día, por lo que en el mediodía me tocaba coger bus a Chania. Fui a dirección a la fortaleza veneziana.
La fortezza veneziana es el monumento principal de la ciudad, por lo que lo puedes ver desde la ciudad entera. Cuesta cinco euros para entrar, la cual tiene varios edificios de diferentes épocas, principalmente la época veneziana y otomana en donde puedes disfrutar de las vistas espectaculares desde los muros y garitas de la fortaleza y ver las ruinas de lo que era una vez un complejo sofisticado. Algunos edificios todavía están en tacto, tales como la casa del rector, un edifico rectangular que alberga una exhibición del museo de arte contemporáneo de la ciudad. Otro edificio que esta intacto es la casa principal de la fortaleza, la cual estaba cerrado al público pero crea unas vistas impresionantes cuando lo ves de algunos puntos. Quizás el edificio más grande de este complejo es la mezquita otomana de Ibrahim Han, la cual se usa hoy en día para un lugar de conciertos la cual sirve como evidencia unas lucesitas teatrales que están en las esquinas del interior. Solo queda un altar con inscipciones y ornamentos musulmanes la cual la gente usa hoy en día para un lugar para tomar fotos. También hay dos igleisas ortodoxas pequeñas adentro de la fortezza, la cual tienen altares con íconos y donde puedes prender una vela para oración.
Por lo que visité la fortezza en la hora de tarde cerca al atardecer, tuve el complejo básicamente para mi mismo donde vi el sol iluminar los muros antiguos con un dorado que daba un sentido mágico al lugar. Salí de la fortaleza a las ocho de la tarde, donde averigué donde puse la llave para entrar al cuarto: dejé mis llaves adentro del cuarto dejándome afuera hasta que alguien del hotel me abriera, pero no era problema ahora por lo que estaba preocupado para comer la cena. Conseguí este lugar que tenía mesas afuera con vista al mar durante el atardecer, un lugar perfecto para comerme una cena típica en un ambiente espectacular. El restaurán Thalassographia, es el primer lugar que he contrado en todos mis viajes fuera de España que servía Sangría, por lo que rápidamente ordené una acompañado por unos aperitivos y un tzaziki. Después del apreitivo me comí una moussaka, un plato griego estilo caserola con carne y berenjena la cual estuvo bueno porque la primera capa tenía un poco de canela. Después de la moussaka me dieron un postre gratis, un iraki (licor local que toman después de la cena) con unos bizcochitos locales, la cual estuvo bien rico. Vi el atardecer hasta que era hora de ir a la estación para recoger mi teléfono.
A las nueve y media de la noche le llegué a la estación para preguntar si finalmente llegó mi teléfono. El momento de gracia llegó cuando el empleado me entregó el teléfono en la mano junto a mi sombrero turquesa de vans que tanto amo que también dejé en el bus. Caminé hacia el hotel envíando un mensaje de Whatsapp para informar al hombre del hotel que me abriera porque estaba cerrado. Esperé unos cinco minutos para que el hombre del hotel me abriera y una vez más tuve aceso a mi cuarto. Después de una tarde de contratiempos, la cual siempre pasa cuando me quedo en cuartos privados por la noche en un lugar, me di otra ducha larga y acosté para ver una película en Netflix para ponerme a dormir después. Algo en el cuarto tenía más ácaros que la población del mundo la cual me activó las alergias, una corcha ponderada el mismo color que mi sombrero, la cual puse al otro lado de la cama donde pude dormir un sueño muy bueno que no he experimentado en mucho tiempo.
Yo estaria grave sin celular! Q suerte tuvistes Maui! Tienes q estar mas alerta y siempre preguntarte antes de salir denun sitio si lo tengo todo conmigo!
ReplyDeletePor otro lado, lo de acaros te tomas un Alegra, just in case…. Nunca uses los colchones del hotel, solo con la sabana…