Díario de Viajes: Día 34

 Día 34: Ida de Atenas 

7/7/2025






    Ya en mi próximo destino: la isla de Rodas, sentí nostalgia y falta sobre irme de la ciudad de Atenas por lo que faltaría la autenticidad del barrio de Sepolia, el ruido chilloso del metro, y la gente maravillosa que he conocido esa semana entera, pero ya era hora de irme a ver nuevos lares y experimentar otro lado de Grecia: las islas. A las dos y media de la tarde fui a coger mi último metro hacia el puerto de Pireas. Me senté en las sillas del tren que estaba mal mantenido: lleno de grafitti por fuera y sin aire condicionado adentro mientras contemplaba por última vez el sinnúmero de bloques de apartamentos modernistas que cubre el valle del Áttica como una sábana. 






    La estación de metro de Pireas es interesante por lo que reusaron la estación ferroviária antigua de la ciudad. Después de caminar por la cubierta de metal del siglo XIX rodeado de arquitectura neoclásica, salí hacia la ciudad de Pireas, la cual como el centro de Atenas tiene una variedad de estilos de arquitectura moderna y clásica. Tuve demasiado de hambre aunque me comí un revoltillo con tostadas para el almuerzo, por lo que decidí a irme a comerme algo antes de montarme en el ferry. Busqué buenos restauranes en Google maps y encontré esta cafetería que estaba en cinco estrellas en el sitio web que se llama Mageireio Texnon Gefsis. Era de comida tradicional griega, la cual era perfecto para mí porque quería tratar un plato de caserola llamado Moussaka, pero no hubo en el menú de ahí que era díario, por la cual decidí ordenar un Pastitsio, un plato similar a una lasaña pero en vez de poner salsa roja y ricotta ponen salsa de bechamel. Me comí eso acompañado por un plato de guisantes verdes en salsa roja local con pan, la cual todo no me pudo caber en una sentada así que me llevé lo resto para el ferry: el lugar merece las cinco estrellas. 






    Después de la comida me fui hacia el puerto para llegarle finalmente al ferry. La taquilla no me decía cual puerta era el barco, por lo que decidí irme hacia el primer ferry de “blue star”, la compañía de mi ferry para preguntarle a los empleados si ese era el ferry de Rodas. La muchacha de los boletos me dijo que el ferry estaba en la otra muelle, por lo que tuve que caminar otros veinte minutos para llegarle al barco acompañado de otra persona que también estaba perdido: tuvimos buena conversación. Como veinte minutos antes de irnos, llegué al barco Chio que me va a llevar hacia el puerto de Rodas el próximo día. Como estoy viajando con un presupuesto, no pagué la cabina sino el asiento de economía, que en este ferry significa duérmete donde encuentras espacio. Entrando al lounge de economía vi unas sillas al parte del frente del ferry, la cual pensaba que era de la clase economía, pero cuando un empleado fue a escanearme el boleto, me dijo que eran de primera clase: el piso era todo para mí!





    Ya embarcado de Atenas, y el Partenón lentamente perdiéndose de la vista, comí lo que me restaba de la comida para la cena mientras disfrutaba del atardecer del Mar egeo en lo que iba a ser mi hogar para esta noche: la cubierta de la proa del barco. Pasé la noche viendo el tono negro interminable del mar azul mientras la luna brillaba un reflejo en el agua. Ese tono negro se perdió cuando por la media noche el barco hizo su primera parada: la famosa isla de Santorini. De lo poquito que pude ver de Santorini por la noche, hasta en la oscuridad donde puedes ver nada la isla es hermosa, por lo que puedes ver los diferentes pueblitos con sus luces siendo cubiertos por una dramática niebla que le da la isla un misticismo que ni ves en muchos lugares. Vi la gente y carros salir y entrar del barco mientras contemplaba el puerto de Santorini la cual disfrutaba de la calma de la media noche. Ya partido de la famosa isla que todo el mundo trata como el paradiso, era hora de dormir, pero la pregunta es donde?





    
    Encontré un banco vacío cerca de la proa donde otra gente estaba durmiendo donde me acosté por una hora: experimenté por la primera vez en mi vida lo que se siente cuando tocas fondo. Después de dos horas semi durmiendo en el banco me fui a una silla de plástico por lo que casi ni pude sentir mi trasero por acostarme en lo que es básicamente acero. En la silla de plástico bajé mi cabeza y dormí otros cinco horas hasta que el anuncio del ferry me despertó: llegamos a otra isla. El amanecer estaba cubierto por una neblina gruesa, la cual me hizo sentir un frío que no experimenté desde creo que el comienzo del viaje cuando llegué a Madrid, por la cual no estaba preparado después de tantos días de calor: me estaba frizando hasta la muerte. A pesar del frío, las vistas estaban bien bellas porque la neblina cubría las montañas de la isla de Kasos mientras el pueblito de casas blancos amanecía. 







    Cuando partimos de Kasos hacia la isla vecina de Karpathos, las neblinas lentamente dejaban su paso desde las montañas, y finalmente pude sentir el calor del sol que tanto digo en casa que odio con todo mi corazón. Tal como la isla de Kasos, los valles antiguos de Karpathos dramáticamente chocaban con el Mar egeo siendo fondo de maravillantes pubeblitos, aunque Karpathos ya era más grande y tenía infraestructura como hoteles inclusivos. Después de irnos de Karpathos estábamos en altamar para finalmente llegarle a la isla de Rodas. Viendo la gran isla desde la costa, estaba emocionado sobre mi próximo destino: la ciudad del Colosso, esa grán estatua que guardaba el puerto de la ciudad en la era antigua que es considerado uno de las maravillas del mundo antiguo. Antes de llegar a Rodas sin embargo, paramos en un destino que no esperaba. 




    La isla pequeña de Chalki es de tierra árida, por lo que casi no tiene árboles en la poca área que ocupa la colina que compone casi toda la isla. Después de ver dicha colina el barco se viró hacia la bahía de la isla, donde queda su pueblo único y principal. El pueblo de Chalki, como muchos de los pueblos de las islas griegas fue construído como un punto comercial italiano, controlado por los venecianos y los genoeses, la cual es la razón porque la arquitectura del pueblo se ve bien italiano con fachadas paladianas y altos campanarios de iglesias. Me quedé maravillado por el encantador pueblo veneziano de Chalki con las ganas de irme a quedarme ahí en el futuro, pero no el futuro cercano por lo que busqué los precios del hospedaje y no se ve lindo. 


    

 Después de comerme unas galletas de chocolate y café que estaban demasiados de caros para lo que era, disfruté de lo último del ferry hasta llegarle al puerto de Rodas. Me gustó la experiencia del ferry por lo que es un medio de transporte que usualmente no uso y donde pude ver varias islas del Mar egeo en todo su apogeo y en horas que crean un ambiente dramático. Ahora, lo que recomendaría es reservar una cabina para la noche por lo que te da esa comodidad de dormir en una camita con sábanas y no tratar de buscar una silla para sentarte, pero si quieres salvar más porque las cabinas cuestan un dineral, siempre puedes pagar por una silla de avión que tienen al frente del barco. Si estás en un presupuesto como yo, pues tienes que irte con la silla de economía que como dije es quien primer coge la sofá del lounge. Si es así es mejor coger avión porque te va a salir lo mismo y te lleva al destino más rápido. Me queda un ferry en trés días hacia la ciudad de Heraklio en la isla de Creta donde llego a las tres y media de la mañana.

Comments

  1. Wow 🤩 hubieses ocupado una cabina, se la cobrabas a tu padre😜😆Recuerda q en alta mar entra el frio pelu…cuidate mucho👋

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