Día 33: Colina de Licabeto
7/7/2025
Una amiga y yo estabamos planificando que hacer este día la noche anterior, por lo que queríamos hacer algo relacionado a un parque o una playa. Pensamos ir hasta el Templo de Poseidón que queda en el sur de la ciudad, la cual está cerca de varias playas y un lago, pero vimos que hay que guíar hacia allá, sino pagar cientos de pesos para un tour que probablemente nos va a quitar el disfrute del lugar. Buscando opciones más cercas y viendo que todos los museos estaban cerrados, vimos que podíamos subir a la colina de Licabeto, el punto más alto en el centro de Atenas para ver vistas de la ciudad.
Después de comerme lo que quedaba del giros de ayer, fuimos a la estación de metro para llegarle a la estación de la plaza de Sintagma. Caminando hacia la estación, comenté a mi amiga que desde que me fui de Puerto Rico no he experimentado un sol tan picante, por lo que vi en mi teléfono que la temperatura era 95 grados F sintiendo como 99. Probablemente hacía más calor porque estábamos en una área urbana con mucho concreto y asfalto. Decidimos llegarle a la colina por el parque nacional, la cual sintió menos caluroso por lo que el parque entero está cubierto de árboles y verdura, la cual se siente como un bosque. Después de pasar por el jardín, le llegamos al vecindario de Kolonaki, donde la gente con billes vive.

Entrando al vecindario de Kolinaki con sus tiendas boutique y sus cafés exclusivos, vi la cantidad de escaleras y colinas que tuvimos que subir para llegarle al tope de la colina: gracias a Dios que tenía mi botella grandote de agua. Después de pasar por una escalinata con un número inumerable de escaleras, llegamos al parque de la colina donde condominios de lujo con piscinas en el techo dan vistas espectaculares de la ciudad a sus residentes. Por lo que no queríamos pagar doce euros para subir el teleférico, subimos por pie en un camino empinado que si no estás acostumbrado al senderismo te va a dar trabajo subir, pero las vistas del resto de Atenas son impresionantes. Cuando sigues subiendo la colina vas a ver que el bosque se va secando y secando por lo que muchos cactus viven en el área y hay que tener ciudado por lo que tu puedes darte con una de sus espinas. La brisa en la parte de arriba de la colina es mucho mejor por lo que no estás en un estanque de concreto en la parte de abajo del valle y en la naturaleza en un altitud más alto. Después de diez minutos de caminata llegamos a la cima de la colina.

En la cima del Monte Licabeto hay como dos o tres restauranes con las sillas afuera para que puedas disfrutar de un café o una comida probablemente cara con las vistas de la ciudad. La área de vista de la cima está dominada por una iglesia pequeña ortodoxa con paredes blancos y cúpulas azules, y al frente, un campanario hecho de ladrillos y piedras en construcción romano. El resto del área es un balcón con piso de mármol donde puedes ver casi toda la ciudad de un punto alto. Ahí puedes apreciar cuán grande es la ciudad, por lo que ves la parte histórica de la ciudad al lado del Acrópolis con el Partenón y todo con los parques y edificios gubernamentales del siglo XIX al lado. Desde ahí empieza la extensión urbana radical que ha afectado Atenas y que lo ha convertido en la versión que es hoy, con sus bloques de apartamento iendo por millas y millas hasta las montañas del valle, la única verdura de verdad que hay en la ciudad. Mi amiga comentó que es como si todos los bloques se convirtieran en una masa gigante de concreto, la cual acordamos que probablemente esta no sea el mejor urbanismo aunque arquitectos y planificadores te dicen otro cuento.

Nos quedamos como tres horas en la cima descansando hasta ver el atardecer. A la hora que llegamos estaba bien calmado, por lo que casi no había gente, hubo como dos o tres grupos acompañándonos en el lugar, y pudimos sentar dondequiera sin nadie molestándonos. Esto fue como una o dos horas. Ya en el atardecer era cuando empezó a llegar la gente para ver el sol bajar desde un buen punto de ventaja. Ahí estábamos sentado en el balcón apretados a otra gente, y al lado, otra gente parándose para tomar fotos del atardecer: no sé lo que vas a hacer con esa foto tu puedes ver el atardecer en casa, o por lo menos debes saber de un buen lugar en tu ciudad para ver un atardecer. La gente también se estaban parando en la base del campanario para tomarse fotos: ya estos lugares ni son para ver el atardecer o un punto sagrado que implica la iglesia, la gente va a tomar la foto como zombis y bajar. Ya a la hora dorada entran dos soldados para bajar la bandera griega como visto en el Acrópolis: una mini ceremonia. Ahí la gente sacó sus teléfonos para grabar o tomar fotos de los soldados bajando la bandera como normal, y marchando hacia bajo. Después de la ceremonia la gente empieza a aplaudir como si fuera un espectáculo de parque temático, porque eso es lo que piensan que esta ceremonia militar se trata de.

Ya visto el atardecer, bajamos otravéz hacia el vecindario de Kolinaki, la cual pasamos una vez más para llegarle a la estación de Sintagma. Ahí vimos una mujer pelear con la policía: no sé la razón pero en cualquier país uno se entretiene de una pelea de “Karen”. Regresamos a la nueve de la noche al hostal, donde compartimos una pizza que mi amiga cogió gratis por una escapatoria que tomó de ventaja sobre quedarse en su cuarto. Después fui al bar del techo una vez más para beberme algo y janguear en el bar soterrado en mi última noche en Atenas. No quisimos salir a la ciudad porque los clubes en esta ciudad no nos interesaba. El próximo día voy a Pireas para comerme algo y coger mi barco hacia la isla de Rodas.
Demasiado cemento😳
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