Díario de viajes: Día 12
Día 12: El valle de los templos en Agrigento
6/14/2025
La noche anterior de esta visita, vi que la caminata bajo cuesta al valle de los templos desde mi hospedaje en el centro de Agrigento solo era media hora, por lo que decidí que esa mañana, mis pies iban a ser el modo de transporte principal. Hize check out a las ocho de la mañana, y dejé mi mochila en el lobby del hospedaje para marchar por las calles de Agrigento, haciendo una parada rápida en un local llamado Bar Potapó en el pirncipio de la Vía Atenea para tomarme el café, por lo que el hospedaje no lo tenía a esa hora. Caminando más bajo y más lejos del centro de la ciudad, vi como los edificios históricos daban paso a las suburbias, y las suburbias dar paso al campo, donde llegué a las puertas del parque arqueológico del valle a las ocho y media.
El templo de la Concordia fue construído durante el siglo V antes de cristo, cuando la ciudad era conocida como Akagras, uno de las colonias helenísticas que hacían parte de la Magna Grecia. Durante la era de los romanos fue dedicado a los dioses Castor y Pollux, y durante la era medieval fue convertido a una iglesia, la cual fue lentamente abandonada una vez la población mudó norte hacia el monte. Por las intervenciones repentinas durante los siglos de ser un templo para diferentes religiones, las ruinas fueron intervenidas una vez más a fines del siglo XVIII para que resaltara la apariencia griega del templo original.
El templo de la Concordia, igual a todos los templos mayores de la ciudad antigua, pertenecen a la orden dórica, la cual puedes reconocer primariamente por sus capiteles simples redondos, sin ninguna decoración. La orden dórica no tiene base, significando que la columna empieza directamente en el piso del templo hasta alcanzar el capitel. Otro elemento que destaca la orden dórica es la decoración del friso, compuesto por dos elementos arquitectóncios: los triglifos, tablas con tres relieves cónclavos siméricos, y métopas, espacios entre los triglifos que usualmente se decoran con relieves pero a la misma vez se pueden Deja vano. El templo de Concordia tiene una planta clásica de un templo griego: un peristilo, el espacio encerrado por las columnas, el pronaos, un vano al frente del templo que sirve como vestíbulo a la parte central del templo, la cella, que es esa parte central del templo que contiene el sagrario, y el opistódomo, la cual era la entrada de atrás a la cella. Este templo es importante porque es un buen ejemplo de la arquitectura dórica griega en donde puedes ver casi todos sus elementos en tacto, viendo como se organizaba los espacios sagrados en la era antigua clásica.
Al lado del templo de la Concordia está una escultura de bronce de Icaro en su caída, la cual complementa el templo por darle un sentido de sublimidad y sobrenaturalidad al espacio. Desde un árbol de laurel con buena vista al templo y la escultura, me comí el desayuno proveído por el hospedaje, y unas nueces que estaban conmigo desde que fui a la playa Mondello al principio de la semana. Disfruté el desayuno mientras veía turistas bobos tocar el pene y bolas de la escultura de Icaro, obviamente no considerando la nudidad en su lado artístico.
Al este de la Concordia por una caminata de como diez minutos se encuentra lo que queda del Templo de Juno, la reina de los dioses del olimpo. Queda en el punto más alto del complejo entero, la cual puedes ver buenas vistas de la ciudad al norte y los pueblos de la costa. Solo queda las columnas de la fachada norte, y un poco de la fachada este, la cual paran solemnemente mirando hacia el paisaje siciliano, dando un contraste interesante de lo antiguo y lo moderno de la ciudad de Agrigento. La naturaleza que lo rodea le da magia a los restos del templo, por lo que tienes que pasar por jardines de diferentes árboles mediterraneos para finalmente ver la frente del templo.
Ya visto los dos templos de lado este, descansé en el jardín de la Villa Aurea adentro del parque, donde tomé y rellené mi agua, y vi adentro de la villa una mini exhibición del arte vanguardista italiana del siglo XX, la cual tenían ejemplos marcados del impresionismo, futurismo italiano, cubismo, y arte contemporáneo abstracto. Lamentablemente, no tomé fotos de las pinturas para enseñarles a ustedes; imagínense una galería de arte moderna pequeña en una villa italiana pintoresca.
La próxima parada después de la Villa Aurea es el templo de Hércules, la cual solo quedan las columnas dóricas de la fachada sur, pero con buenas vistas, como todo el valle, de Agrigento y su catdreal rematado al cima del monte. Me sorprendió que vi un templo dedicada a Hércules por lo que no sabía que Hércules era una figura que construían templos a, pensaba que los templos eran dedicados a los dioses principales, pero después recordé que habían cultos a figuras como Aquiles y a Orfeo, así que paré de sorprenderme tanto.
El próximo templo que vi fue el templo de Zeus Olimpo, la cual era uno de los templos más grandes de la ciudad. Lo que diferenciaba el templo de Zeus de los restos de los templos igualmente dóricos de la ciudad antigua era que en su pared interna detrás del peristilo, atlases, la versión masculina de las cariátides, daban soporte a la pared, que probablemente daba una profundiad impresionante al templo, y representaba el poder de Zeus, el rey de los dioses grecorromanos en la tierra a travez del ornamento arquitectónico. Este templo está completamente en ruinas, con casi nada quedando del edificio. Solo queda uno de los múltiples esculturas atlas que ornamentaba el templo, la cual se acuesta en el sol siciliano; mirando al cielo por siglos, siglos y siglos, algo que te da un sentido surreal cuando visitas ahí en persona.
El último templo mayor del valle es el templo de Ceres, la diosa romana de la agricultura y la tierra. Un complejo entero estaba dedicada a la diosa, por lo que además del templo, hubo un complejo entero dedicado a las dediades Chtónicos. Al lado del complejo de las diosas terrenales está el jardín de Kolymbethera, la cual era un tipo de piscina natural o baño que se localiza en la depresión del valle, rodeado por árboles locales, palmas, y sierras grandes que dramatizan el paisaje de una manera marcada. Lo que queda de todo ese complejo es una esquinita del templo principal, cuatro columnas dóricas con su friso de triglifos y metopas; lo resto siendo un mar de piedras y restos de edificios antiguos grecorromanos.
Ya terminado la visita de este hermoso valle, salí por donde era la puerta principal de la ciudad, y pensé de cómo iba a subir otravez a Agrigento. No queriendo coger taxis o uber, pensé que la única opción fue hacer la caminata otravez hacia la ciudad, pero peor que en la mañana por el sol picante del mediodía. De camino por la carretera, vi una parada de autobus que me dijo el dueño del hospedaje el día anterior, asi que vi cuando el bus iba a parar, la cual era como veinte minutos por ser un sábado. Impaciente por ya subir a la ciudad, pensé si hacer la caminata otravez o no, hasta que vi el autobús llegar a la parada del parque, la cual pagué dos euros para subir calmadamente, sentado en una silla con aire acondicionado viendo los paisajes bellos del valle de los templos y Agrigento. Ya al frente de la plaza de la vía Atenea, estaba con bajón de azucar bien brutal, así que comí un gelato de stacciatela y café en la gelatería Infurna, la cual fue el mejor gelato que comí en mi vida.
Después del gelato subí hacia el duomo o catedral de la ciudad, la cual puede ser otro blogpost por su ornamentación preciosa y vistas impresionantes de toda la ciudad, pero no voy a hablar de ella porque el blog ya está dedicado al valle de los templos. Bajé de la catedral para regoder mis mochilas en el hospedaje, y comerme un panini y arancini en el café Milano cerca de donde compré el capuchino por la mañana para esperar a mi autobús hacia Catania: la comida no fue lo mejor pero aceptable para llenarme antes del trámite en bus. Dos horas pasaron cuando ya me monté en el bus para despedirme de Agrigento. Pasando por grandes puentes y carreterras que pasaban por los campos y montañas sicilianas, vi el atardecer por el monte Etna hasta finalmente alcanzar Catania. En el hostal que me iba a quedarme los próximos cuatro días, pensé del buen tiempo que tuve en la ciudad de Agrigento, la cual vi muchos sitios impresionantes y hermosos, una ciudad que recomiendo cien porciento por su historia y arquitectura, especialmente el Valle de los templos.
Quede en shock 😱 wow wow & wow 🤩 impresionante en fotos, no me lo imagino en persona, la sensación!
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