Díario de Viaje día 26
Día 26: Ultimo día en Malta y un poco sobre la noche anterior
6/29/2025
Después de una noche decepcionante dormí trece horas, donde desperté a las dos y pico de la tarde. Ya despierto sabía que iba a ser uno de esos días donde iba a descansar y no hacer nada de mucho valor, la cual necesitaba. Empezé mi tarde por desayunar en un café que queda cerca del hostal, en donde me comí dos pastizzis de guisantes. Un quiche maltés con setas, y un capuchino. Ya lleno mi barriga fui primero hacia el supermercado para comprar agua y meriendas y después regresé al hostal para trabajar en mis proyectos personales toda la tarde al lado de la piscina. Tratando de abrir una lata de nueces me corté bién malo en uno de mis dedos derechos, por lo que tuve que conseguir una curita para ponerle encima.
Ya por la noche salí hacia Habibi’s kebab bajo la calle y ordené la misma cosa que antes, pero la diferencia es que el shwarma fue mixta. Todavía estuvo bueno. Después de mi comida, con mis pies en la piscina y ancioso de mi próxima parte del viaje en Atenas, hablé con la gente nueva que entró al hostal, la cual querían hacer planes para el próximo día, por la cual acordamos que ibamos a ir a la playa. Sabiendo lo que iba a hacer el próximo día, me fui a dormir en mi cama del hostal, pero las alergias de los ácaros no me dejaban dormir tan bien, por lo que decidí dormir el resto de la noche al lado de la psicina tal como lo hize esa noche de salida. Me gustó dormir afuera respirando aire fresca en vez la del cuarto en la cual probablemente el aire no está bien mantenido. Descubrimos mi compañera de cuartos y yo el próximo día que el filtro del aire esta llenísimo de polvo.
Comiendo el desayuno, decidimos cual playa queríamos ir: la Bahía de Mistra. Otras personas del hostal decidieron ir a los grottos azules, pero yo simplemente quería descansar después de tanto festejo y salir por la noche. El bus de camino a la playa estaba llenísimo de personas con los mismos planes que nosotros, la cual seguimos de camino por la costa maltés a la playa de Mistra. Ya en la playa, la amiga mía que me acompañaba pagó por unos asientos y sombrillas, la cual la pagué mi parte después. Las sillas de playa por alguna razón absurda están hechas de cuero, la cual es raro para un país tan caluroso por lo que pienso que no saben o no le importan que el cuero se calienta fácilmente, por lo que me estaba quemando los glúteos sentándome en esa silla.
La playa de la bahía de Mistra estaba lleno pero bastante calmado la atmósfera, probablemente porque no estaban tocando múscia a todo volumen como en casa. Descansamos un poco más hasta ir al agua, la cual sentía bien rica bajo el sol mediterránero que se pone más y más caluroso cada día durante mi viaje. La playa está rodeado de dos colinas, una que tiene encima un castillo rojo del siglo XVII que por su color único tiene una presencia indiscernable en el paisaje de la bahía. Al otro lado se podía ver el pueblo de Mellieha en la cima de la colina, que como todo pueblo maltés, contiene una iglesia barocca inmensa. Hay dos playas en la bahía, una pequeña y otra grande, la cual está separado por un restaurán y bar, nos quedamos en la chiquita. Cerca hay lugares para comprar cosas de playa, meriendas, y un atm para sacar efectivo por si lo necesitas. Saqué dies euros del atm por unas gafas regateados de un vendor de calle.
Después de hacer actividades de playa comimos en el bar que está entre las dos playas, donde me comí una pizza margherita, la cual estuvo bastante bueno para ser un lugar así turístico de comer al lado de la playa, y más temprano en el día, un vino blanco con papitas estilo Lays. Ya comidos seguimos hacia la parada de bus para llegarle al hostal. Faltamos el primer bus porque pensamos que estábamos en la parada correcta cuando en verdad no fue el caso, por lo que vimos que cuando en la otra parada estaba tardando el bus, llamamos un carro de Bolt. El Bolt tarda lo mismo que el bus, con la única diferencia siendo la comodidad, por lo que no estás parándote todo mojado en un bullicio. Llegamos al hostal a las seis o siete de la tarde, donde me empezé a empacar para mi vuelo temprano a Atenas el próximo día, y fui a la psicina para ver cuáles eran los planes para la noche.
Un compañero resevó una mesa de diez personas en el Bocconcino Cafe and Restaurant unos cinco minutos del hostal, donde bajamos para comernos una última cena como grupo, por lo que muchos de nosotros ibamos del hostal el próximo día. Bebimos y después comimos comida italiana o pseudo italiana por como dos horas hasta llegar al hostal a las once y media de la noche. Yo sin cansancio alguna, fui a la piscina y hable con dos otras personas hasta las tres o cuatro de la mañana, donde vi Youtube hasta dormirme por una hora. En esa hora de dormir tuve un sueño vívido sobre visitar una ciudad nueva, y experimentar cosas similares a lo que me ha pasado en este viaje. No se preocupen, ninguna de estas experiencias son traumosas. Con mi sueño ya terminado, ya estaba listo para ya irme a Grecia, el tercer país nuevo de este viaje.
Comments
Post a Comment