Díario de Viaje: Día 23

 Día 23: Visita a Mdina 

6/25/2025







    Dormí solo cuatro y pico de horas después de la salida de la noche anterior, pero me levanté bastante energizado con la ayuda de dos tazas de café. Dejé la visita a Mdina por la tarde por lo que quería verlo durante la hora dorada para tomar buenas fotos. Ya a las doce salí hacia el bus para hacer la escala en Valetta, y llegarle a la capital antigua de Malta. El autobus estaba bastante lleno, por lo que paré en el medio del pasillo por casi el trámite entero, ya que el bus pasaba por una avenida concurrida en el país. La ciudad se convertía en campo mientras estabamos llegándole a nuestro destino final, la cual se pudede ver majestuosamente encima de un monte, la cual es un punto de ventaja por lo que se puede ver el mar y la área metropolitana de Valetta desde el cima de los muros de la ciudad. 





    El bus te lleva por una cuesta no tan empinada pero difícil de caminar subiendo comoquiera, y nos dejó en el parque al lado de la puerta principal de la ciudad. Ahí aproveché y comí mi almuerzo por lo que sabía que iba a estar el resto de la tarde explorando la ciudad y tomando fotos arquitectónicas. La ciudad es bastante pequeña, fácilmente el tamaño de una fuerte estadounidense del siglo XIX, por lo que puedes ver todos los puntos de interés en poco tiempo, y simplemente disfrutar de las vistas y la atmósfera de la pequeña villa. Me comí unos pastizzis de guisantes y un pedazo de pastel de pollo mientras veía los muros impresionantes de la ciudad, la cual tiene un parque en su mote, la cual decidí bajar. 





    Desde el parque puedes apreciar más la escala de estas fortificaciones baroccas, por lo que son bastantes grandes y robustas para poder aguantar fuego de cañón, el arma militar de alta tecnología y sofisticación en el siglo XVI y principios de siglo XVII. El parque se acesa por la puerta del sur, la cual tienes que bajar por un túnel para acesarlo, y sirve como un portal hacia la mágica ciudad antigua. Una vez que entras a Mdina, te transportas a los tiempos medievales por lo que pasas por callejones de casas de piedra caliza con ventanas articuladas irregularmente. A la hora que fui, por supuesto hubieron otras personas visitando la ciudad tal como yo, pero estaba mucho más calmada que un lugar como Valetta o Paceville a las tres de la mañana un sábado. 






    Ya iendo hacia la calle principal, lo medieval da espacio a lo barocco, el estilo tan característico no solo de Malta, pero toda los países católicos del sur de Europa. La primera parada barocca en esta visita además de los muros fue la igleisa de la Anuncación de nuestra señora. Esta iglesia, la cual su nombre es demasiado de largo para mí, es un ejemplo clásico de una planta ciruclar barocco, en donde el espacio en términos de los paredes se divide en cuatro por los pilares de la estructura, la cual sigue su lenguaje hasta el centro del techo por seguir esas líneas establecidas por las columnas, la cual termina sosteniendo un fresco apoteósica de la Virgen María. Los colores que usa la iglesia en su interior lo hace uno bastante oscuro, la cual me da una vibra de calma y de misticismo sobre el más allá. 





    Después de visitar la igleisa de la Virgen paré en el catedral de Mdina. Como todas igleisas en Malta, es muy grande y se impone en el paisaje urbano tal como en la isla en general. Esto de deja saber que el centro del pueblo en Malta cae en la iglesia, y dicha iglesia representa ese pueblo. La catedral es más erudita que la otra iglesia, por lo que usa una estrategia de fachadas similar a la co-catedral de San Juan en Valetta, donde usa sus ornamentos para destacar las proporciones y la función del edificio. Entré para comprar un boleto, pero me dijo que lo tenía que comprar al lado en el palacio episcopal, un palacio marcadamente barocca, tal como la catedral, la cual su puerta principal está rematado de dos atlases, escultura de hombres actuando como columnas estructurales. Compré la taquilla para el palacio y la catedral, cual valió la pena porque el palacio contiene una exhibición de arte desde los tiempos medievales hacia el impressionismo en el siglo XIX, un mini museo de arte escondido en la cual lo tuve todo para mí mismo, el polo opuesto de lo que experimenté en el Louvre en el 2017. 





    Después de visitar esta joya escondida de museo adentro de un palacio de siglo XVIII, entré al impresionante catedral, la cual está lleno de frescos y pinturas sobre escenas bíblicas. Quizás lo más impresionante fue ver los mosaiscos en el piso, la cual puedes ver cientos de elogias y escudos de nobleza maltés en diferentes variedades de colores y simbología. Lo mejor de este visita fue que visité durante un ensayo para un concierto de cuarteto de cuerda, donde tocaron varias canciones, y hasta traeron una harpa y una cantante de ópera. Sabiendo que fui al tiempo correcto para escuchar música clássica en una iglesia solo pagando la taquilla regular del catedral, me quedé escuchando la sesión probablemente improvisada del cuarteto hasta que los organizadores del evento me botaron del catedral. 






    Botado del catedral quince minutos después de su hora de cierre, caminé por las calles para tomar más fotos arquitectónicos, y fui hacia el muro norteño de la ciudad, donde vi vistas espectaculares de Valetta y las diferentes ciudades que componen la gran bahía de Malta. Era bien interesante ver los campos cederse a las ciudades, y ver el Mercury Tower por la firma de Zaha Hadid sobresalir del monte verde que esconde la vista de las ciudades de St. Julians y Pembroke. También pude tener una buena vista de la cúpula de la catedral de Mdina, la cual está diseñado en el estilo barocco maltés con su color rojo con líneas saliendo desde las columnas del tambor de la cúpula. Una fiesta en una casa de campo bajo el valle avivó la atmósfera de esa tarde, por lo que música de Luis Fonsi en su fase de reggaetón (desería a que tocaran múscia barocca pero Luis Fonsi tiene un atractivo más amplio) sonaba a travez del pacífico campo donde tractores preparaban la tierra para cultivar. 





    Después de salir por la puerta principal de la ciudad, bajé hacia la parada de bus que queda en la carretera bajo el valle, donde pude ver la ciudad de Mdina tal como lo vi cuano estaba subiendo, y pude tomar buenas fotos, aunque estaba compitiendo con el resplandor del sol maltés, la cual combinado con el cielo puramente azul, crea una atmósfera inolvidable por las tardes. Ya cansado de mi viaje a Mdina, hize la escala en Valetta para caerle al supermercado Spar cerca de mi hostal para comprarme la cena. Hize unas alitas de pollo, la cual pasé por mucho trabajo porque es pollo crudo y no soy tan bueno en cocinar pollo crudo que no sea pechuga, pero al fin del día lo cociné bien. 





    No teniendo planes esa noche, vine en la realización de que estos pasados dos años no he salido tanto de mi casa. Todos los fines de semanas en mi cuarto jugando Cities: Skylines, viendo youtube, y ocasionalmente un buen anime, en algunas ocasiones compraba mantecado y paseaba por la ciudad, después regresando a casa para caminar una vez más mi vecindario rancio y aburrido escuchando la misma música de siempre. La única vez que salía era en cenas con mi familia y la reunión ocasional con mis tios. Esta noche dije: voy a Paceville otravez.  






    Hicimos la misma ruta que la noche pasada, parando en el hostal Marco Polo, esta vez pagando cinco euros para una fiesta de fonk brasileño. Lo único que hicimos ahí fue tomarnos unos shots y encontrarnos con personas que nos iban a acompañar por la noche. Ya con todo el grupo presente, fuimos de rumbo a Paceville para nuestra primera parada: la discoteca Footlose. Dije en un blog anterior me confundí de discoteca, la cual la distoteca que estaba hablando de se llama Social Fun Bar. La discoteca Footlose actual es much más grande con mejor múscia y mucho más gentilicio, por lo que estar en el centro del lugar se sentía como un gran abrazo por lo que todo el mundo estaba de hombro a hombro, pero lo disfruté ya que nunca he experimentado algo así. Después de aburrirnos, fuimos a una disco hasta más grande: The Hive. Esta discoteca se siente más vivo ya que el interior es bien sofisticado, con pantallas en el cielo y luces intricados coreografiados con la música del DJ, la cual estuvo mucho mejor que las discotecas anteriores. La atmósfera también estuvo mucho más vibrante por lo que hubo más grupos de personas bailando y teneindo un buen tiendo a contraste con la noche pasada donde me aburrí de ver tanta gente besando. Llegué a las cuatro y media de la mañana al hostal con un peste a cigarillo y máquina de CO2, donde me acosté en una silla al lado de la piscina, no sabiendo en ese entonces que esa silla me iba a albergar el sueño esa mañana. 







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