Díario de viaje: Día 15

 Día 15: Llegada a Siracusa

6/17/2025





    Después de hacer el check out por nombre solamente, fui caminando hacia la estación de buses Borselino para comprar una taquilla e ir a la estación de trén para llegarle a Siracusa. Decidí coger la 927 por lo que tuve suficiente tiempo para montarme en un bus que tarda un poco más, pero después vi adentro del bus que estábamos iendo a la dirección contraria, así que bajé en la próxima parada. Gracias a dios que la parada es como cinco minutos hacia la estación de Borselino, así que caminé hasta coger el bus LE-X, el bus de expreso hacia la estación central de Catania. En una tiendita al frente del estación, compré una botella de agua de un euro, que estaba bastante congelado, y esperé calmadamente hasta que abrieran el trén de dirección a Siracusa. 




    Como casi todos los trenes que cogí en Sicilia, era un trén de estilo cercanías que no tiene las amenidades que tiene un trén de larga distancia, pero no me preocupé porque Siracusa solo queda una hora de Catania. Los paisajes son menos escénicos que los trenes anteriores, pero todavía estaba lindo los campos de la costa este, añadiendo el cielo azul y claro que hacía todo más lindo todavía. Lo más interesante que vi fue un complejazo de refinamiento de petróleo, que iba por millas, millas y millas con cientos de torres petroleras y muelles que iban hacia altamar para recibir gasolina cruda de barcos. Ya después de pasar el complejo industrial, hubo un contratiempo de cinco minutos por lo que la cruce de los ferrocarriles no estaba funcionando, pero nada pasó ya que llegué a Siracusa a tiempo. 




    La llegada al hostal fue bien facil ya que el hostal está a dos o tres edificios al lado de la estación de tren. El check-in no era hasta las dos de la tarde, así que puse mis mochilas en la área de bagaje, y me puse a explorar la ciudad. Me sentí con un poco de sed y con mucho calor, así que me compré un gelato de stacciatella y café en un lugar cerca al parque del antiguo foro de la ciudad, la cual estuvo bien rico y refrescante. Caminé por el corso Umberto I, la cual es una de las avenidas más lindas que he visto en mi vida, ya que esta alineado por árboles con flores rosas, con el fondo de edificios clásicos del siglo XIX. Viendo esos árboles floridos me hacía sentir transportado a una fantasía o un cuento de hadas, donde todo es ordenado y hay estabilidad. Ya terminado la avenida, cruzé la puente por el antiguo revellín que contiene un monumento a Arquimedes para entrar a la isla de Ortigia, la parte “antigua” de la ciudad. Digo antigua entre comillas porque la ciudad griega cubría todo el urbe. 



    Cuando entras la isla de Ortigia, vas a ver un parque con quioscos de comida y de guías turísticas: poco sabía que Siracusa era una ciudad tan turística, pero no como Taormina y mucho menos como Roma o París. El primer sitio importante que vi en mi visita a Ortigia es el antiguo templo de Apolo, que solo queda unos paredes y la planta del edificio. Fue un templo pagano convertido en iglesia, la cual fue demolido unos cuantos cientos de años atrás, pero no estoy seguro de lo que pasó. Subiendo el Corso Giacomo Matteotti, entré a una tienda de libros para coger aire, la cual busqué si habían libros de arquitectura, pero todo era de narrartiva; por lo menos tenían una sección decente de manga, más decente que las secciones de manga de librerías en Puerto Rico.  Ya refrescado, subí hasta llegar a la Piazza Archimede. 




    La piazza Archimede alberga muchos de los edificios institucionales de la ciudad, la cual están albergados en elegantes palazzos de arquitectura renacentista. En el medio de la Piazza Archimede está la fuente de Díana, una fuente que tiene como centro a Diana, la diosa griega de la caza y la luna, la cual crea una escena bien linda en elegantes centro de la plaza, y le da un sentido de monumentalidad, sofisticación, y de lugar al espacio. Caminando por calles estrechas lleno de restauranes turísticos vendiendo comida sobrevalorado, la cual me recordó del sobreturismo que experimenté en Praga, llegé a la Piazza duomo, la cual tiene la catedral de la ciudad.




    El duomo o catedral de Siracusa te da una buena idea de como empezaron las arquitecturas de las iglesias, en donde templos paganos fueron modificados para albergar los templos cristianos. La fachada lateral del catedral literalmente es una estrucutra medieval horneado entre las columnas griegas dóricas de lo que era una vez un templo dedicado a la diosa Atenea. La fachada del frente del actedral es uno de estilo barocco, ya que tiene que responder al contexto de la piazza del duomo, cual todas sus esculturas son de ese estilo arquitectónico, creando una estructura con apariencia ecléctica, donde puedes ver la evolución de la arquitectura: sus fundaciones, las estrategias alternas que usaron en otras eras, y el redescubrimiento de esos estilos viejos para su abstracción a un contexto moderno: es verdaderamente sorprendiente no importando si  eres arquitecto o no. 




    En elegantes interior del catedral, puedes recorrer por dos euros la planta original del templo de Atenea, convertido y actualmente una iglesia cristiana. La nave de la igleisa era el naos del templo griego, la parte central de donde se hacían los ritos privados a los dioses. El peristilo del templo, la parte de la fachada entre las columnas y la pared del templo actúa como las naves laterales de la iglesia, así que puedes imaginar lo que una vez fue abierta está cerrada por los cambios de tipología y mentalidad durante los tiempos. El coro, altar, y las capillas del templo son de la era barocca, con sus ornamentos bien sofisticados, haciendo el interior del templo igualmente ecléctico que la parte de afuera. Aunque disfruté mucho la catedral, fui a la pero hora, por lo que hubo dos o tres grupos de tour, y muchas personas y gentilicio en el interior de la iglesia, haciéndolo difícil tomar buenas fotos. 




    Después del catedral, fui hacia el norte, donde por las calles antiguas de la ciudad hubieron más locales y restauranes para turistas tal como para locales, hasta alcanzar la frente del Castello Maniace, un castillo medieval que fue construído en el siglo XII, en la cual lentamente por los siglos expansiones para ponerse al día con las nuevas tecnologías militares, tales como baluartes para fuego de cañón, y un faro pequeño. No entré al castillo como tal, pero fui a la oficina de boletos para ver si había un baño, la cual solo hubo adentro del castillo. Los pasillos llevándote hacia la oficina de boletos sirve como un mini museo, enseñando artefactos de diferentes eras que han encontrado alrededor del castillo, tales como elementos arquitectónicas de edificios antiguos, y vasijas que probablemente son de los tiempos medievales o el renacimiento. 




    Después de esa vista rápida del castillo por afuera, caminé por el Lungomare de Ortigia, una calle que da hacia el mar Mediterráneo, donde da buena briza y puedes disfrutar de una caminata placentera cerca de las orillas del mar. En una esquina cónclavo del muelle que soporta la calle se localiza la Playa de Cala Rosa, una pozita en donde la gente va a descansar, coger sol, y refrescarse en el agua del mar. Probablemente lo visitaría pero no sé lo que verdaderamente voy a hacer además de visitar el pueblo de Noto. Caminé por la costa hasta llegar a la entrada de Ortigia, donde di buena mirada al monumento de Arquimedes antes de irme de camino otravez al hostal. 




    Ya disponible el check-in, fui al cuarto para preparar mi cama y darme una buenísima ducha, pero recordé que planificaba ir al supermercado para comprar comida para el resto de la estadía, y también almorzarme algo bobito. Caminé unos buenos diez minutos hacia el supermercado Maxistore Deco, la cual casi perdí porque tiene una sección de ropa al frente del supermercado. Con mi compra ya terminado, bebí mi botellita de leche de 99 centavos euros de camino a comprarme un panini en algún bar. Paré en el Station Bar adyacente al estación de trén donde compré un panini caprese y un arancini. No estaba mal pero creo que pude hacer mejor si compraba los ingredientes en el supermercado. 




    Cansado de otro largo día, finalmente pude darme la ducha, y sentarme a trabajar hasta prepararme la cena. Me comí unos raviolis de mozzarella y tomates, acompañado con salchicha siciliana y brocoli todo cubierto en salsa de pesto. Me tomé un vino después de la cena para dormirme y esperé hasta que me cansara planificando los próximos pasos de mi viaje después de visitar las islas griegas. El próximo día solo tuve planificado visitar el Neapolis, o la parte nueva de la ciudad antigua grecorromana, la cual tiene un gran teatro, y una cantera convertido en jardín. Me está gustando mucho Siracusa por lo que la ciudad en general es bella y es bien calmada, aunque algunas áreas pueden ser un poco turístico, pero much más manejable que mucho de las ciudades grandes europeas. 




    

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