Díario de viaje: Día 11

 Día 11:  Me perdí en Agrigento

6/13/25





    Por lo que reservé un cuarto privado en un B&B céntrico, y tenía un plan concreto de lo que quería hacer: visitar el Valle de los templos, mi estadía en Agrigento era una de las partes más anticipadas por mí en este viaje. Tomando mi último capuchino del café Roma, y despidiéndome de los amigos que hize por toda la semana en Palermo, no anticipaba del grán percance que iba a experimentar quando llegue a Agrigento; era en mi imaginación una fantasía de que todo iba a ir como lo deseaba, pero como todo viaje, lo esperado nunca es la realidad. 


     Ya preparado para mi ida de Palermo en trén, fui a la estación central, la cual es bien linda porque el área de espera tiene bancos al lado de plantas y palmitas que procede el término de las plataformas, donde esperé para montarme en el trén. Después de entrar y comodarme en mi asiento por las próximas dos horas, hablé con mi padre y mi hermano por el teléfono, procedido por una mini conversación con un hombre ya mayor quien me llamó un ciudadano del mundo después de decirle que era puertorriqueño nacido en los Estados: algo que no me gusta que me llamen, porfavor no me llamen un ciudadano del mundo; claramente no lo soy. 

   A las dos de la tarde ya partimos de Palermo, disfrutándome las lindas vistas del mar desde la ventana al lado de mi asiento, la cual gracias a Dios, no estaba cubierto de grafiti como el resto del trén. Parados en una estación al lado de una planta generatriz, maté el hambre por comerme lo que compré en el café Roma esa mañana, un panini con queso provolone, ensalada, y un tipo de mortadella y un pan relleno de proscuito y queso mozzarella. Ya feliz por estar lleno, el hombre sentado al lado mío me dijo que no le gustaba ir en trén por lo menos en Sicilia, la cual lo entiendo porque la red ferrovíaria en Sicilia no es tan grande y sofisticado como en otros países, pero le dije que por lo menos para mí, es un privilegio viajar en trén porque en Puerto Rico tengo que guíar a todos lados. En América se cree que toda Europa es este paradiso urbanista donde todos los lugares se pueden llegar en trén y transporte collectivo, y se puede caminar a todos lados, pero creeme, que Palermo y Agrigento no es como Berlín o Barcelona. 

    El trámite hacia Agrigento es bien lindo por lo que los ferrocarriles pasan por valles que terminan en montañas altas, campos de trigo que brillan al contactarse con el sol, villas campestres románticos pueblos que orgullosamente se ramatan de grandes y antiguos montes, y mi favorito, puentes altos. Se siente como las escenas de Sicilia en la película, ya lo adivinastes, “The Godfather”, sin los carros explotantes y los asesinatos horripilantes. Ya llegando a Agrigento, vi quemaduras de campos de trigo, algo probablemente normal porque recordé que la quemadura de la tierra es una práctica que es o era común en la agricultura en muchas sociedades. Eso me puso nervioso por lo que vi que esas quemaduras estaba causando que el cielo se estaba poniendo brumoso, y tendría que experimentar la misma clima que experimenté en Toronto en el mayo del 2023, resultado de los famosos fuegos forestales canadienses. Me calmé cuando vi que el cielo se estaba aclarando llegando a Agrigento, y en mi mente, brinqué de la emoción por el hecho de ver un nuevo destino, pero no sabía que las cosas iban a irse a la porra. 

    Primero, me estuvo raro que el hombre al lado mío no se estaba parando para bajarse, de hecho, creo que dijo algo a mí mientras le dije “ciao”, pero no sé lo que dijo, y continué con mi trámite. Segundo, ya en la plataforma del estación, el paisaje era un poco diferente de lo que recordaba en Google Street View, por lo que hubo muchos edificios más modernos, tu sabes, los condominios esos sin carácter que plagan el paisaje entero del mundo, y había muchas puentes, te digo, más puentes altos y sinuosos que lo que puse en mi carrera entera de “Cities: Skylines”. No vi el billete bien, claro que decía Agrigento Centrale, pero en mi sendo despiste, bajé una parada antes, en Agrigento Bassa. Me percaté cuando miré bien los edificios al lado del estación, y eso es cuando vi que esto no era la parada correcta. 






    Con toda la calma del mundo, fui a google maps para ver el próximo trén al centro de la ciudad, a las 4:52 de la tarde; era las 3. Con mi única opción de caminar media hora hacia mi hospedaje, me puse en marcha bajo el sol caliente de Sicilia, preguntándome cómo sacaba las energías para subir las inumerables cuestas que hacen esta ciudad. Después de pasar por calles y calles de condominios feos llenos de negocios de clase obrera, alcanzé el centro de Agrigento, primero pasando por el terminal de bus, cerca de donde iba a partir mañana hacia Catania, y edificios municipales e administrativas. Dos edificios neoclásicos simétricos marcan la entrada de la vía Atenea, cerca de donde se localiza mi hospedaje. Bueno, ya estaba cerca de mi destino, pero tuve un problema grande: mi teléfono estaba sin carga.

    “Qué en el mundo de Dios voy a hacer?” Exclamé en mi mente mientras caminaba la avenida central de la ciudad; no sabiendo la localización exacta del B&B. Finalmente decidí buscar un local donde podía cargar mi teléfono, donde dije que lo primero que apareciera iba a preguntar por un cargador. Lo primero que se apareció fue este bar de paninis bien turístico que no decía los precios en el menú, una bandera roja que sabe cualquier viajero con experiencia. Entrando al bar, pregunté se había un lugar para cargar mi teléfono. El chico del bar me cogió el teléfono rápidamente y lo puso en su cargador del bar sin deccir nada; te digo, hospitalidad al máximo. Sintiendo como les debía algo, me espeté un Aperol Spritz que estaba demasiado fuerte de liquor, pero algo refrescante después de caminar media hora bajo un sol buena gente. Terminé pagando siete euros para la bebida. 



    Refrescado por la bebida y con mi teléfono con buena carga, marché hacia el hospedaje, donde hize el “check in” por whatsapp con el dueño, y fialmente, pude disfrutar de mi cuarto privado. Después de darme una ducha buena en un baño de mucha más alta calidad que la del hostal de Palermo, descansé en mi cama por la noche, un poco aburrido después de estar una semana y media conociendo muchos nuevos amigos y gente espectacular en los hostales, pensé que mis experiencias en los pasados dos hostales triunfarán sobre la experiencia que estaba teniendo esa noche por mi cuenta. 

    Decidí terminar mi noche afuera en el pueblo de Agrigento, disfrutando el atardecer en un belvedere que mira hacia el famoso Valle de los templos, viendo el sol dándole un matiz dramático de oro a los templos griegos dóricos, elegante en su esplendor después de miles y miles de años de su contrucción, y vi como el día léntamente transicionaba hacia la noche mientras los pájaros volaban a la vista del mar azul, siempre sereno. 



    Cuando me dió el hambre otravez, quería finalmente comer una cena tradicional italiana, con la bebida, el antipasti y todo, así que busqué restauranes de buenos precios hasta llegar a Bar Atenea 90, un bar localizado al frente de un cruce de calle con vista del mar, un lugar perfecto para comer mi cena siciliana. Empezé por tomarme otro Aperol Spritz, la cual supo mejor que la bebida que tomé más temprano en el día, por lo que todos los ingredientes estaban balanceadas, y ninguna superaba la otra. Mi aperitivo fue una Bruscheta clásica de tomates, y mi plato principal, una pasta con berenjena y cubitos de pez espada en salsa de tomate, la mejor pasta que he tenido en mi vida. Ya llenísimo de la cena y pagado la cuenta, me sirvieron un limoncelo con un biscotti de almendra gratis, un postre poco esperado. 

    Bastante bebido, regresé al hospedaje para darme una ducha y dormir. En mis pijamas finalmente, me inspiré de esta pasada semana de viaje para hacer un bocetito de un pueblo inspirado por mi visita a Campania y Sicilia, la cual dejé a mitad porque ya me estaba durmiendo y símplemente la inspiración se me agotó. Apagé las luces para soñar de mi visita al Valle de los templos el siguiente día. Terminé satisfecho del día que tuve, cual terminó en una buena nota a pesar de los acontecimientos y percances que pasaron en el día. Siempre miran el estación de trén que dice su boleto y estar pendiente de cuando bajarse y no. 

Comments

  1. 🥵🙏😳te vais a convertir en un panini😂, lo importante es que llegasteis a puerto seguro tio! Q bárbaro!

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